lunes, 26 de septiembre de 2011

Los últimos chavistas

Por Elides J. Rojas

Para votar por Chávez en octubre del próximo año, primero que nada, entre otras cosas a considerar, el elector chavista debe venir corrido desde 1998 confiando en las cobas del líder intergaláctico sin haber pelado una. Bien es sabido que al partido de Chávez y su cúpula militar se le está escapando gente, que no necesariamente se va hacia las filas de la oposición; pero que efectivamente se ubica al margen del castrocomunismo y sus trampas.


Debe el chavista consuetudinario seguir enamorado del líder, vivir bajo el manto de una carpa llena hasta el techo de relación religiosa como afirma Schemel, que le impide ver más allá de las cadenas, los discursos, los llamados a guerras, la batalla interminable contra el imperio y las alianzas con Fidel Castro.

Debe el chavista amarrado, además, creer sin la más mínima duda, todo lo que le diga micomandantepresidente. Lo que diga el jefe es verdad en razón de un mandato divino. Van a tener casa, tendrán luz, se bañarán todos los días, les regalaré una cocina china de 10 pisos, no comprarán más zapatos, ser rico es malo, para qué quieren dinero, yo los quiero, no necesito un palacio, vamos a construir un gasoducto desde Valencia hasta Buenos Aires. Tienen futuro, todos tienen futuro. Cosas así. Todo es verdad por el solo hecho que lo haya dicho micomandante no importa si andaba con el batolón o el uniforme de militar cubano. Creer sin dudar. Esa es la posición mental del chavista amarrado.

Debe el chavista de uña en el rabo, definición que reúne en un saco a todos los chavistas que pueden quedar como zombies el día en que Chávez no sea presidente o, ni Dios lo quiera, decida ir a ejecutar el socialismo castrista por otros mundos, no solamente mantenerse totalmente dominado, como hipnotizado, ante los dichos de Chávez, su guía espiritual, su pastor. Ese estado de postración debe ir un poco más allá para que en efecto no se ponga en peligro el voto en octubre de 2012.

Este tipo de chavista debe estar enamorado también de Elías Jaua, Diosdado Cabello, Maduro, Escarrá, Mario Silva, Iris Varela y gente como Nolia o el doctor Sí que acompaña a Silva durante las noches de encanto de VTV. Si un chavista pata en el suelo, de los muchos que hay que no han podido ponerse en una camionetota o un Audi, los admira, les cree y los ama; pues ese voto está amarrado más allá de todo duda razonable.

Un voto amarrado de chavista de la categoría anterior, incluye a aquel que no le importa, ni sienta siquiera escalofrío ni le genere la menor preocupación cuando se habla de muertos, atracos, cárceles podridas, mafias de militares y civiles operando en las instalaciones carcelarias, mafias en la frontera, mafias en drogas, mafias en contrabando. Ni siquiera se voltea a preguntar cuando le ofrecen un apartamento por enésima vez o le dicen que este año si estará lista la escuela. No le para a nada. Es chavista y punto. Los huecos de las calles le parecen hermosos y la basura es una especie de sopa de mariscos en la playa.

Un chavista así, es EL CHAVISTA. Y, lamentablemente para micomandantepresidente, ya no quedan tantos como él y su combo quisieran.

Y los que quedan son los últimos.

Twitter: @ejrl

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