martes, 21 de febrero de 2012

Hugo Chávez enfrenta a Henrique Capriles

LA PATILLA Los aspirantes a la Presidencia marcan diferencias con discursos basados en conceptos ideológicos. En los medios de comunicación los candidatos a Miraflores buscarán posicionar sus propuestas de Gobierno para captar a los electores.

Hoy cumplen una semana de saberse rivales y ya están montados en el ring. Ambos se prometen nocaut en las elecciones presidenciales del 7 de octubre.

Sus discursos marcan las diferencias entre los dos. En los micrófonos Hugo Chávez y Henrique Capriles Radonski libran su primera batalla.


Así lo reseñó La Verdad:

Duro y febril reaccionó el jefe de Estado al conocer quien le competirá la silla de Miraflores. Así se mantendrá por un tiempo más señaló Marcos Hernández, sociólogo, porque la pericia del candidato de la Mesa de la Unidad para dominar el terreno mediático sin mencionar el nombre del adversario y exponer sus ideas y soluciones con atractivo era hasta hace poco una habilidad solo del comandante.

La situación irrita al primer mandatario nacional, lo desencaja. Escuchar hablar de “cambio y progreso” opaca a sus promesas de “socialismo” o “revolución”. Saber que Capriles derrotó a las maquinarias en las primarias y que podría seducir a los electores indecisos o a sus simpatizantes decepcionados por la falta de respuesta a los problemas de vivienda o empleo, propicia, a juicio del analista, una “lucha de discursos”.

Los hechos lo comprueban. En el acto de proclamación el abanderado de la oposición lanzó sus dardos. “De un lado está el pueblo diciendo con su voto que es tiempo de seguir hacia adelante. Del otro lado, un gobierno que se aferra al poder y utiliza el sistema judicial para amenazar y meter miedo”.

El tono contundente pero entusiasta obligará a Chávez en ese cuadrilátero comunicacional a “mantener una estrategia ofensiva basada en la promoción de las misiones, de que su gobierno es bueno y él indispensable” para evitar la migración de sus camaradas al sector democrático. Explotar “el populismo de sus programas para fortalecer su liderazgo” será su mejor maniobra.

Marcarán diferencias. Por ejemplo, mientras Chávez propone construir viviendas, Capriles hablará de levantar urbanizaciones; si se destaca la misión “Saber y Trabajo”, el otro apuntará a “empleos dignos y duraderos”; y si el oficialismo dice “cerro arriba”, Capriles dirá un mejor concepto: “pueblo adentro”.

Lo que buscan

“El Presidente es un hombre mediático, se desenvuelve bien en los medios, transmite y hará un esfuerzo por llevar a Capriles a esa esfera. Trata de polarizar para ganar la pelea. El discurso de Capriles es conciliador y va en la onda de lo que los Ni-Ni quieren, un sector que hay que buscar. Chávez no lo puede permitir”, sostuvo Orlando Goncalves, especialista en campaña electores y marketing político.

Fausto Masó, descubrió otras intenciones. “Chávez quiere volver la campaña un torneo entre dos machos criollos, no analizar su obra de gobierno y le gustaría asociar a Capriles con el pasado, comparar el socialismo con el capitalismo, la patria con el imperialismo, la igualdad con la desigualdad, como si él representara el pueblo, la patria, la justicia”.

Y hay más. “Le gustaría discutir sobre la avaricia capitalista como causa de la inseguridad, pero nunca explicar la abundancia de escoltas para los familiares de los boliburgueses, ni referirse a los signos ostensibles de riqueza que hasta en los barrios muestran algunos chavistas”.

El objetivo es “lógico”. Goncalves lo explicó. “Por un par de semanas la agenda se concentró en las primarias, por primera vez la agenda no la controló Chávez y ahora intenta retomar la pauta informativa y lo que hace con su discurso hacia adentro, hacia sus fuerzas que buscar compactar”. Al lograrlo la táctica cambiará. Será la hora de los spots publicitarios pagados donde el Ejecutivo pretenderá abarcar más para ganarse o recuperar la confianza perdida.

Pero falta tiempo y aunque el jefe de Estado “tiene habilidad para manejar los tiempos de la campaña, la posibilidad de Capriles de salir a la calle para establecer una diferencia lo favorece, mientras que las limitaciones por motivos de seguridad y hasta de salud del Presidente no le dan libertad para caminar como quisiera y debe administrarse con apariciones puntuales para inauguración de obras y calles”. Allí el abanderado opositor se apuntaría una victoria.

Las interrogantes

¿Funcionará la arremetida comunicacional? “La revolución está añejada, tiene 13 años y está en punto donde la gestión ineficiente es su primera enemiga”, respondió Marcos Hernández, quien recalcó que “el pueblo se cansó del discurso violento, de dividir entre burgueses y pobres, majunches y no majunches y aunque para el presidente resultó muy positivo esa jugada en otras elecciones esta vez hay más inconformidad”.

Saúl Cabrera, vicepresidente de Consultores 21, es optimista. Indicó que 50 por ciento de la población electoralmente activa está en sintonía con lo que la oposición dice en este momento y su ficha encarna una “ilusión de futuro, con un voto a favor de un proyecto, y no sólo en contra del presidente de la República”.

Opiniones como las de Jesse Chacón, director del Grupo de Investigación Social del Siglo XXI (GIS XXI), empañan los pronósticos. Considera que el mandatario mirandino evitará la confrontación porque no puede igualarse al conocimiento histórico de Chávez.

“En este ajedrez el presidente lo quiere en el escenario de la disputa por las ideas pero Capriles tratará de mantenerse en el plano de lo simbólico, al hablar del autobús del progreso y la paz de una Venezuela de todos unidos y sin clases sociales”.

El presidente de la Televisora Social (TVES), William Castillo fue más lejos. Precisó que Capriles “está diseñado bajo los principios de un marketing político” como los usados para la campaña de Barack Obama, quien divulgó el conocido “Yes, we can” (Si, nosotros podemos). Afirma que “la oposición parte de que tiene un producto que tiene que vender a los venezolanos para ablandar el voto de los revolucionarios”.

Marcos Hernández, los contradice. Recalcó que el viento soplará a favor del Gobernador de Miranda porque a pesar de que la campaña “devastadora” que le espera si efectúa una evaluación continua y permanente de su desempeño sabrá decidir si mantener el volumen a medias es prudente o una amenaza.

Comenzar con hostilidad indica que no serán fáciles los próximos siete meses, subrayó el sociólogo, y quedarse estancados en una “guerra tediosa de dimes y diretes” restará credibilidad a las propuestas y fomentará el desánimo entre los votantes. Cualquiera podría salir “pulverizado”.

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